viernes, 19 de octubre de 2012

Un finde en Rouen


Bonjour! Después de muchas ansias de aventuras y de un arrebato inmenso, la noche del jueves de la semana pasada decidí comprarme un billete de tren para ese mismo sábado con destino a Rouen, o como la bautizó Victor Hugo, “la Ciudad de los Cien Campanarios”. Así que, al día siguiente, me compré un mapa de la ciudad y una mochila donde metí un pequeño neceser, una muda, un pijama, la cartera y un libro. Y para ir de mochilera de verdad, busqué un albergue de juventud donde poder pasar la noche.
Para algunos será algo completamente normal, pero la verdad es que yo nunca había ido de mochilera ni me había quedado en un albergue. Y debo decir que la experiencia ha sido fascinante, y que pienso repetirla a lo largo de este año.

Rouen, para los que no la conocen, es una pequeña ciudad del norte de Francia y la capital de Normandía (la Haute-Normandie). En general es una ciudad que pasa más bien desapercibida ante los extranjeros, tanto por su tamaño como por la escasez de grandes monumentos turísticos, a pesar de ser una ciudad preciosa. De hecho, me fue imposible encontrar una guía de Rouen, pero me apañé con el mapa y con Internet.

El caso es que siempre he sentido curiosidad por esta ciudad sin saber muy bien por qué. Quizás porque la primera vez que fui un verano a Francia yo sola para estudiar francés, quise ir a Rouen, pero mi madre no me dejó porque estaba demasiado lejos y prefería que fuese más bien al sur del país… ¡Así son las madres!

Así, llegué a Rouen sin saber con total seguridad qué hacer; había decidido callejear por el casco antiguo ese día, pero estaba lloviendo demasiado, así que tuve que improvisar sobre la marcha. La verdad es que no me hizo falta mucho tiempo para darme cuenta de la gran diferencia que había entre Rouen y París; porque no había ni caminado 100 metros cuando me crucé con una persona en la calle que, tras cruzar las miradas, me sonrió… Enseguida entré en estado de shock.
Pero la verdad es que había más diferencias; en cuanto me bajé del tren, por ejemplo, supe que en realidad este mes no había pasado tanto frío como yo creía, y que lo voy a pasar bastante mal en diciembre y enero cuando llegue el invierno de verdad. Hizo mucho frío ese fin de semana en Rouen, y había mucha humedad en el ambiente, seguramente a causa del río, pero por suerte había ido preparada, así que me puse otra capa más de abrigo y empecé a pasear.
Aunque la lluvia es realmente incómoda para hacer turismo, no me impidió disfrutar de la arquitectura gótica de las iglesias, abadías y de la catedral de la ciudad, ante la que quedé maravillada. Pero la imagen más impactante fue la de la monumental abadía de Saint-Ouen.



 
                                          Abadía de Saint-Ouen


Después de comer dejó de llover y pude disfrutar del caso antiguo, que es verdaderamente precioso y donde destacan las calles adoquinadas con sus casitas antiguas con entramado de madera. Paseando, descubrí también muchas teterías, chocolaterías y alguna que otra dulcería o panadería donde pude permitirme un goloso caprichito.
Pero la tarde me dio otra sorpresa: no solo volvió a llover, ¡sino que además granizó! Aunque parecerá una tontería, siendo de Tenerife, ver granizar, y más en el mes de octubre, es algo que impacta un poco. Así que antes que nada, decidí sacar la cámara y fotografiar la escena, para después poder impresionar a mis amigos isleños.

Con el albergue, la verdad es que me llevé una muy buena sorpresa; me esperaba algo totalmente distinto de lo que me encontré. Resultó ser un edificio muy moderno y limpio, con un personal estupendo, buenas habitaciones y un rico desayuno. ¡No podía pedir nada más!
Allí conocí gente que, como yo, estaban de visita en la ciudad. La verdad es que casi todos eran franceses, jóvenes, grupos de adultos e incluso familias, pero seguro que ninguno era de París: Un señor mayor se sentó conmigo en el desayuno simplemente para charlar, porque él también viajaba solo, lo cual, aunque es el acto social más simple y normal del mundo, no me había ocurrido en todo este mes en París, donde de hecho, como casi todos los días en una mesa con otras 4 personas sin que nadie se dirija la palabra… ¡pero ya hablaré de eso en otra entrada!
También me encontré con un grupo de amigos que viajaban juntos en pareja y cuya edad media debía estar entre los 50 o 60 años. Al verme sola mirando el mapa el domingo por la mañana antes de salir, me invitaron a unirme al grupo, que contaba con un hombre que había vivido en Rouen y se conocía todos los monumentos, museos e iglesias interesantes de la ciudad. Sin embargo, algo “aparisinada”, rechacé la oferta, pero con mucha simpatía. ¿Y qué hicieron ellos? Pues sentarse conmigo en la mesa y marcarme en el mapa los sitios más bonitos y escondidos de Rouen… ¿Creen que eso sería posible en París? Ya veremos si me ocurre en estos 9 meses.

Así que el domingo pasee más tranquila. Como la ciudad es tan pequeña, ya había ido a todos los sitios que pretendía, pero gracias a mis amigos del albergue, tenía nuevos destinos. Además, hizo muy buen tiempo, por lo que pude pasear con más serenidad y admirar el paisaje, aunque casi todas las tiendas estaban cerradas y prácticamente no había personas en la calle.
Finalmente, antes de que acabase la tarde volvió a llover, lo que me obligó a estar en la estación un par de horas antes de que saliese mi tren, ¡pero nada que no solucione un café calentito y un buen libro!

Antes de acabar, animo a todo el que me lea a visitar Rouen al menos una vez. Es una ciudad perfecta en la que pasar un fin de semana romántico o una escapada con los amigos, para pasear por sus encantadoras calles, admirar sus iglesias y visitar algunos de sus museos (entre los que recomiendo especialmente: “Le Musée Flaubert et d’histoire de la médicine” y “Le Musée des Antiquités”).

Así que, au revoir! ¡Y hasta la próxima aventura!



                                          Casitas monísimas

                                          ¡Más casitas!

2 comentarios:

  1. Precioso tour¡¡ disfruta de Francia, Paris y demas sin que los parisinos te lo estropeen¡¡ En todas las grandes ciudades la gente va a lo suyo¡¡

    Saludos desde tenerife

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  2. Me encanta como escribes me tienes enganchadisimo a tu vida francesa y eso que hablo a menudo contigo pero al leerlo es como si me lo contaras por primera ves sigue asi
    Un beso alba

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