domingo, 4 de noviembre de 2012

Los mercados de París


Una de las cosas que más me maravilla de París son sus mercados y mercadillos. Me fascina de igual manera pasar una tarde o una mañana soleada leyendo en la Place des Vosges, que madrugar los fines de semana para ir a alguno de los mercados al aire libre de París. Para mí son lugares llenos de encanto a los que me gusta mucho ir, no con la necesidad de comprar algo, sino simplemente por pasear. Adoro pararme en cada uno de los puestos para mirar y oler todas las exquisiteces que se pueden encontrar.
Además, me parecen lugares especialmente “franceses”, ya que, gracias a Dios, muy pocos turistas madrugan un fin de semana para ir a buscar un mercado de frutas o un simple mercadillo de segunda mano, ¡pero a mí me encanta!
Hay muchos mercados callejeros en París, y desde luego aún me quedan bastantes por ver, pero de entre todos los que he visitado les recomiendo especialmente tres, muy diferentes entre sí:
Primero está el Marché des Enfants Rouges, que puede llegar a ser incluso el más conocido y el más frecuentado por los turistas debido a su ubicación céntrica en pleno Marais. Se trata del mercado cubierto más antiguo de París y su nombre hace referencia a un antiguo orfanato de la zona donde los niños llevaban una capa roja. Aunque este mercado cuenta con algunas "tratorías", una floristería y algunos otros puestos, en realidad no es el lugar idóneo para hacer grandes compras, sino más bien donde pasear y comer los fines de semana en alguno de sus encantadores restaurantes, entre los que destacan los de comida magrebí, japonesa y otros lugares exóticos.



 
Para curiosear y encontrar algún que otro “tesoro” está el Marché aux Puces de la Porte de Vanves. Es un mercadillo enorme, ocupa dos avenidas enteras, situado al sur de París, por la zona de Montparnasse, y ofrece sobretodo antigüedades y objetos muy curiosos de épocas muy diferentes. Desde luego, está claro que en dos avenidas de mercadillo se puede encontrar de todo; están los típicos puestos cutrillos que venden todos las mismas cosas y casi al mismo precio, pero también hay otros que son realmente maravillosos donde se pueden encontrar joyas, abalorios y baratijas antiguas, e incluso hay uno que vende alfombras y tapices de no sé qué época. Sólo está los fines de semana y hay que ir muy temprano para conseguir buenas oportunidades, pero merece la pena.

Y por último está el descubrimiento que he hecho esta mañana: el Marché de la Bastille, un mercado impresionante situado en una de las avenidas que va a dar a la Place de la Bastille. Aunque encontré algún que otro puesto de ropa y de otras cosas, es un mercado esencialmente dedicado a la comida, pero aún así me enamoró; la variedad es impresionante y el ambiente verdaderamente mágico. No solo estaban los típicos puestos de verduras, flores, frutas, pescados y quesos, sino que también había otros especialmente específicos. La verdad es que estuve cerca de una hora paseando, asomándome a cada uno de ellos e incluso sacando alguna que otra foto. Encontré una dulcería libanesa, un puesto marroquí donde estaban expuestas cerca de 50 especias diferentes, otro dedicado solamente a las aceitunas (¡que me encantan!) y otro solo de setas y champiñones. Además, había también algunos puestos de cada región, sobre todo de Normandía y Bretagne, e incluso vi uno español donde un señor tenía una paellera enorme y ofrecía un platito por 3 euros. Quería comprarlo todo, pero me di cuenta que viviendo sola y con una nevera en miniatura, no era una buena idea. Así que tuve que afrontar una dura decisión. Al final volví al libanés, donde compré algunos dulcitos para probar, y fui al puesto de las setas y pedí un variado… Esa será mi comida de mañana, a ver qué tal. (Obviamente hablo de las setas, los dulces ya desaparecieron).


 
Y otro lugar lleno de exquisiteces que recomiendo, aunque no es un mercado, ¡ni mucho menos!, es la Grande Épicerie de Paris. Es como una especie de supermercado del Bon Marché donde puedes encontrar casi cualquier especialidad culinaria del mundo, y de lo que busques encontrarás una gran variedad. Había una zona entera dedicada al café, otra al té, al foie y a los patés, a los embutidos, a la pasta… Y obviamente una panadería fantástica y una gran bodega. De hecho pensé que allí encontraría por fin un buen jamón serrano, que echo muchísimo de menos, y la verdad es que lo encontré, pero si lo hubiese comprado no habría podido comer el resto del mes… Así que viendo que estábamos en la primera semana del mes, decidí que era mejor contentarme con un buen croissant y… ¡qué bueno estaba!

Bueno, parecerá que he venido a París solamente a comer en vez de a estudiar, ¡pero es que aquí es imposible hacer lo contrario!

Alba

2 comentarios:

  1. Me ha entrado hambre leyendo tu post¡¡ ja,ja,ja Saludos¡¡

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué envidia!. Por cierto, hecho de menos los quesos en esos mercados...jajajajajaja

    ResponderEliminar