viernes, 12 de octubre de 2012

Internet, una odisea en París

           Después de un mes casi completamente aislada del mundo, ¡ya tengo internet! Ha sido toda una hazaña que me ha costado 20 visitas a la tienda, lágrimas, estrés, sudor y sangre. Desde luego, ha sido una Odisea que bien merece una entrada…

Todo empezó una tranquila tarde de mis primeros días, cuando decidí ir a contratar el servicio de Internet. Fui con mis padres, que aún estaban aquí (¡y menos mal!), a una de las tiendas que me recomendó la inmobiliaria. Contratar únicamente una línea de Internet básica y barata me fue imposible desde un primer momento, ya que los franceses no conciben la idea de que quieras solamente conectarte a internet sin tener también una línea de teléfono fijo, 100 canales de televisión y un número móvil. Como tener un número de móvil francés era también algo que necesitaba, acepté, y decidí llevarme este súper paquete al que llaman “Bbox”.
El primer problema surgió cuando fui a pagar el móvil y me pidieron una tarjeta de crédito francesa, no para pagar, porque podía pagar con cualquier tarjeta, sino para… Bueno, la verdad es que nunca entendí para qué la querían. El caso era que, como había llegado esa misma semana, hacía solo un par de días que me había abierto una cuenta en el banco, y todavía tenía que esperar una semana para que me llegase la tarjeta.
Así que, decidí dejar el móvil y llevármelo más adelante. Pagué la Bbox (porque para eso no necesitaban una tarjeta francesa… ¿?¿?) y pedí cita para que un técnico viniese a casa a instalarme todo lo demás. Como se trata de un país más bien lento, la primera cita disponible era a partir de dos semanas… Pero bueno, ¿qué le iba a hacer?
Después llegó el segundo “obstáculo”: Cuando voy a fijar una cita con los técnicos, el vendedor me pide mis datos: dirección, correo electrónico y… un número de teléfono. (Al parecer aquí siempre te piden un número para que los técnicos te llamen el día anterior a la instalación y confirmen que estarás en casa. Si no tienes número o no respondes, no hay instalación.) Escribí mi número de teléfono pero… ¡oh, oh! El sistema no lo admite, tiene que ser un número francés.
Miro al vendedor, que después de haberme atendido durante 2 horas se había convertido ya en un íntimo amigo, con cara de “¿y ahora qué?”. Necesito internet, pero para instalarlo tengo que tener un móvil francés, que no puedo comprar porque me piden una tarjeta francesa que no me llegará hasta dentro de 10 días…
La idea de quedarme sola en Francia 3 semanas (porque se iban a convertir en 3 semanas, aunque yo aún no lo sabía) sin internet ni ningún otro medio de comunicación, no me gustó ni a mí, ni a mis padres, ni a nadie. Así que, siguiendo el consejo del vendedor, y del encargado que ya se nos había unido a esta entretenida tarde, me compré un móvil cutrísimo de usar y tirar sólo para que los técnicos me pudiesen llamar y así pudiese tener Internet.
Salí de la tienda medianamente feliz, creyendo que ya todo se había solucionado. Por un momento fui lo suficientemente ingenua e ilusa como para creer que solo tendría que esperar dos semanas para internet y una semana para tener un móvil… ¡Nada más lejos de la verdad! Porque eso fue un martes 18 de septiembre, y no llegué a tener Internet hasta la noche del 8 de octubre.

Pasaron los días. Al cabo de una semana mis padres volvieron a Tenerife y yo seguía esperando a que me llegase la tarjeta que se había retrasado un poco (¡Sorpresa!). Pero al fin, conseguí mi tarjeta y, por tanto el móvil. Y la verdad es que, comparado con todo lo demás, el hecho de que para poder llevarme el móvil tuviese que ir y venir un par de veces el mismo día a la tienda porque cada vez que iba me pedían papeles diferentes, es totalmente insignificante, porque ya había asumido que estaba en Francia.

Una semana más tarde vino el técnico a casa y me instaló la Bbox. Me dijo que esperase 20 minutos a que se reconfigurase el aparato, y que ya entonces tendría tele e internet. Así que, pecando otra vez de crédula, avisé a mis padres para que se conectasen al Skype, encendí la tele, el ordenador, y esperé sentada en la cama 20 minutos, media hora, una hora… A las dos horas sospeché que algo raro pasaba. Así que, decepcionada, me fui a dormir pensando que por un día más no pasaría nada… ¡JÁ!
Como 24 horas después la situación seguía siendo la misma, decidí ir a la tienda a ver qué pasaba. Allí me dijeron que el técnico se había confundido, y que en realidad lo normal era esperar 48 horas.
El caso es que, después de 5 días y 5 excursiones a la tienda, decidieron que lo mejor era mandarme otro técnico para ver si era un problema del aparato, aunque ellos estaban completamente seguros de que el problema era yo, que como era extranjera no sabía darle al botón de encender del rúter… Así que me pasé toda una mañana de un soleado sábado en mi piso esperando a que el técnico llegase, cosa que jamás ocurrió, por lo que tuve que volver a mi segunda casa -la tienda- otra vez. Me dijeron que volviese al piso y que esperase allí toda la tarde porque de 13:00 a 17:00 me asistiría un técnico por teléfono (al parecer ninguno quería subir caminando los cinco pisos)… Esa noche tuve tele.

Y ya por fin, para el Internet solo tuve que esperar algunos días más, pero esta vez por culpa de mi ordenador, que tengo que enchufar al rúter para que se pueda conectar a la red. Nunca me había pasado pero… ¡Estamos en París!
Pero lo peor te todo esto es que... ¡me encanta vivir aquí!

 Alba 

2 comentarios:

  1. Hola!
    Me he enterado de este blog por el facebook y la verdad que me dan muchas ganas de indagar y saber sobre tu experiencia a medida que vayas poniendo comentarios.
    Sin duda, sirve de inspiración para personas, como yo misma, que en estos momentos tan difíciles se nos cierran muchas puertas, ver como otras personas se arriesgan y buscan oportunidades fuera de nuestra isla,a pesar de los obstaculos que se pueden poner por el camino, como el tema del internettt jejeje hace seguir buscando opciones y no rendirse.
    muxa suerte en tu camino parisino!
    Saludos.

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  2. ALbita ya le esta entrada también jajaja lo que no te pase a ti... esperaba que subieras hoy la tercera pero ya veo que no ya me avisaras cuando lo hagas. Suerte y un beso muy grande

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